De la amarga experiencia dicha constante
oscura presencia en dulce brebaje
fina molienda tu aspecto divino, y espumosa
la esencia en tu líquido sentido.
Humilde semilla de engañosa presencia
negro terminas cuando verde comienzas
frío o caliente endulzas mil caminos
de arrogantes paladares o sencillos destinos.
¡Bate el Chocolate, bátelo con enjundia!
y huele del vapor brotar en bruma sus milagros
saborea dulce de la olla su ternura
que se impregne prodigiosa en la tersura de tus labios
y con cada sorbo los secretos de las lluvias
de los vientos, de los montes, del fruto del cacao
y de la entera tierra mía con sus soles y lunas
bate el Chocolate, ahora bátelo despacio.
Cacao Harvest – Kelly ZumBerge