El futuro -según noticias del Olimpo- no será nunca más predecible. Es incierto -anuncian fósiles del siglo XX-, inestable, inseguro, perverso, arrogante, narcisista, nebuloso y mortal. El futuro sigue ahora el sinuoso camino de la serpiente, pero sin dejar huella. Mágico, impaciente, confuso, hiperbólico, surrealista, rayando en la fantasía, la mítica, se mejora día tras día -sugieren los posmodernos-, avanza y retrocede. Es la realidad divisada a través de cortinas de pequeños espejos, de lentejuelas, de simple humo. El futuro ahora se diluye en verso libre, en la lírica de sus acciones… se vuelve ficción.
El relato no ha muerto – auguran los entusiastas-, solo nos falta memoria.
Sólo tengo memoria para un recuerdo. Sólo uno he de escoger. Y no me acuerdo del título de aquel microcuento que deseo atesorar. ¿Será Incertidumbre? Su título me suena. Saludos.
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Gracias por leerme!
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El futuro, para ti, como escritor… se augura cada vez más magno, consistente y ejemplarizante.
Ahí no resta demasiada incertidumbre, brother.
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Muchas gracias!
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Muy bueno Enmanuel. A esta altura del partido (el mio) puedo decirte que tampoco la memoria se ha muerto. Resulta nomas que el crital esta un poco mas opaco…
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