Con las dos manos rodeando la taza blanca, sueña que ese café se vuelve un elixir que lo libre de las lánguidas penas llenas de resoplidos inútiles y que lo transporte a ese otro mundo de la tele donde la gente es feliz y ella le sonríe en carne y hueso. Hoy, que…
a través de Destellos — Seattle Escribe
Además de verdad 🙂
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