Un poema para Frida Kahlo, por Raúl Sánchez – Traducción Poética

Incarnated

After Frida Kahlo

 

Incarnated with rose petal lips

earth colored skin

eyes like midnight moons

flowers on her hair

like a star queen brilliant

shimmering

yellow aquamarine

emerging from earth

a fountain of hope

life, color, heat

art from eye to eye unbound

from eyebrow to eyebrow

born and created into the universe

among corn plants, husks

grown from the ground, our earth

brown as the color of her skin


 

Encarnada   

Para Frida Kahlo

 

Encarnada con labios de rosa

piel de la tierra

ojos de luna nocturna

flores en su cabello

como una reina estrella

deslumbrante

aguamarina amarilla

emergiendo de la tierra

como una fuente de aliento,

de vida, de calor, color

arte de ojo a ojo

de ceja a ceja y después

al universo nacida y creada

entre mazorcas y el maíz,

crecida de la tierra

morena como el color de su piel

 

Por Raúl Sanchez 

 

07Kahlo pintando las dos Fridas Coyoacan 1939 (Copiar)

Poema traducido de Xanath Caraza – Poesía México-Americana

Honey

 

*After La flor de guayaba by Israel Nazario*

 

In the garden’s mist

lapis lazuli beats it wings.

Pint-size fluttering spans out

Pearly, dawn light

White, seductive flower

beckons for a taste of her honey, offering herself

with morning dew

Perfume entwined with moisture

Thick, blue atmosphere

Guardian guava tree of malachite

Shimmer of light smolders

from the hummingbird’s wings

Soft music drenches

the flower’s pistil

with first contact, then

delicately draws up the honey

 

 

Miel

 

*Para La flor de guayaba de Israel Nazario*

 

En la brisa del jardín

agita sus alas el lapislázuli.

Diminuto sonsonete esparce

la nacarada luz del amanecer.

Blanca flor seductora,

invita a probar su miel, se dilata

con el rocío de la mañana.

Perfume entretejido con la humedad.

Densa atmósfera azul

custodia al guayabo de malaquita.

Destellos de luz emanan

de las alas del colibrí.

Música suave se impregna

en el pistilo de la flor

con el primer contacto, entonces

chupa delicadamente la miel.

 

(Poema incluido en Noche de colibríes, Pandora Lobo estepario Productions Press, 2014)

0-26

Flor de guayaba – Israel Nazario

Poemas de Carmelo Gonzalez – Poesía Mexicana

Rebka la sunita

 

Rebka la sunita

cruzó el Mar Rojo

con una azucena

en las manos.

Sangre fiera

noches de guerra

entre las montañas donde

se desgrana la muerte.

Lleva sus muertos

en los ojos

bajo el cielo de una América

libre y soñadora.

Rebka la guerrillera

del Este de África.

Amazona ligera

en los vientos del siglo 20.

a las ocho de la mañana.

Hablamos de Eritrea

con la nostalgia de un regazo.

Manos suaves que en el pasado

estremecían al cielo con una Kalashnikov .

Hoy nos vemos a los ojos

con la complicidad  de ser  inmigrantes

bajo la lluvia de Seattle.

……..

 

A Anna Ajmátova

 

La muerte florece en nuestras pupilas

en los días de interminables desembarcos.

Cuanto dolor

queda en los sobrevivientes.

¡Hurgaremos en las celdas clandestinas!

Jesús, el muchacho “levantado”

será  un número de archivo.

Vendrán nuevos inviernos Anna.

Imploraremos libertad

pero algunos moriremos en la espera.

¡No hay atalayas!

¡No hay centinelas!

¡No hay profetas

que nos auguren buenos tiempos!

Crueldad, desolación,

terror, ejecución

bajo

un verdugo despiadado.

XI-VIII-MMXI

……..

 

AVANCE 

 

Mujer, he recorrido tu piel con mis dedos.
He palpado los cantos de tu cuerpo
como un ciego en los vientos de agosto.

He afianzado mi ancla ante la lluvia postrera del crepúsculo,
donde las picas de cristal avanzaban
con los olores maduros del verano.

Durante las mareas vivas
he sido un refugiado en las bahías de tu cuerpo sedoso.
Y en él he avanzado con el poder de un ejército arrollador,
cuando los segadores recolectaban azucenas blancas y rojas
y cantaban un himno de amor.

Mujer, he besado tus labios en la hora en que dos cuartas crecientes,
giraban como hoces de plata en el rostro
y en el fuego benévolo del sol.

He recorrido tu cuerpo como un ciego
o como un panadero que ha estampado
galaxias de fuego con las puntas de sus dedos al amasar un pan fermentado.

He seguido las flechas del sextante en tus concavidades donde abundan
Las caracolas y las orquídeas azules.

Me he atrincherado en tus simas
con un canto marino en la pleamar.
Y en el horizonte solo han quedado de las nubes
unas telarañas de harina como de un saco roto.

Mujer, he cruzado tus desfiladeros,
con la audacia de un corsario del Mar Caribe
en la hora exacta del perigeo y en el acantilado
donde el día y la noche se besan apasionadamente.

VIII-X-MMVIII

 

Carmelo González

 

altman-akhmatova

Anna Ajmátova – Nathan Altman

 

Chocolate

 

De la amarga experiencia dicha constante

oscura presencia en dulce brebaje

fina molienda tu aspecto divino, y espumosa

la esencia en tu líquido sentido.

Humilde semilla de engañosa presencia

negro terminas cuando verde comienzas

frío o caliente endulzas mil caminos

de arrogantes paladares o sencillos destinos.

¡Bate el Chocolate, bátelo con enjundia!

y huele del vapor brotar en bruma sus milagros

saborea dulce de la olla su ternura

que se impregne prodigiosa en la tersura de tus labios

y con cada sorbo los secretos de las lluvias

de los vientos, de los montes, del fruto del cacao

y de la entera tierra mía con sus soles y lunas

bate el Chocolate, ahora bátelo despacio.

cacao-harvest-kelly-zumberge

Cacao Harvest – Kelly ZumBerge

Ciudad Serpiente

A la ciudad donde nací… Cancún. 

 

c338e98520ed65f510fb17059a7582d5

 

En esta ciudad imaginaria,

las calles se bifurcan contrariadas de todo sentido,

no lo tienen, no lo buscan y continúan

renuentes un trazo confundido, nunca recto.

Su centro de caracolas marinas, suerte de casas

en contornos circulares,

entre camellones de almendros y framboyanes,

entre sinfonías de trinos a media tarde

y una húmeda ventisca de coral, se asemeja

—en armoniosa discordancia—

a un perfecto nido de serpientes.

 

En esta ciudad abstracta 

las palmas agachan sus coronas

en reverencia sacerdotal

y las huellas en la arena duran

lo que dura el desembarco de nuevos habitantes.

La central ruge a diario y el aeropuerto también.

Las avenidas se alargan de cansancio,

de nuevos avatares por venir 

y Kukulcán reposa su mirada de tarde, rosácea,

sobre las palmas agachadas.  

 

Mi casa —en este lugar de piedra—

se ubica donde las iguanas son de jade

y los mangles verdes de vida

y anidan particulares sueños y pesares.

Está donde las gaviotas reclaman nuevos soles.

La isla donde amanece un mar y anochece una laguna.

Mi casa se alza en dunas de pioneros recuerdos,

el primario palpitar de una ciudad nacida sobre ruinas

y que adormece acalorada y tibia.

 

Es la tempestad —vientos de secular sabiduría—

el molde de sus brazos, de sus líneas,

es la lluvia traslúcida viajera su agonía,

el llanto de un ardor que no cesa,

cuando los montes se alejan, cuando su selva se quiebra

y cruje.

Es la tempestad azul brasa, melancolía,

un grito ahogado de nostalgia, y el anuncio

de modernos horizontes.

Un prisma multicolor que crece, fecundo,

en su interior de madreselva,

—trémulo vientre—.

Y un aeropuerto sigue rugiendo,

una central que efervesce, grandes avenidas hirvientes

cuál venas la abastecen sin cesar.

 

En esta ciudad

El mono ya no aúlla sobre sus ramas,

ni el curioso venado merodea las periferias.

Nuevos trinos le despiertan, otros los aullidos,

nuevas huellas marcan su alfombra lodosa y hueca.

Otros vástagos le habitan y susurran.

En esta ciudad de antiguos ecos,

mi casa está donde la brisa,

donde el puente cruza verdes y reptiles universos

y la muerte tiene un sabor a sal.

Nací serpiente…

de un nido que tiene por techo mil soles y lunas,

por sótano el inframundo y un cocodrilo guardián.

 

d33bb059c5c04ec1fd2f141b9e9d754c

Cattie Coyle Photography

 

La Palma


Poema seleccionado para la antología «El Juego de la Lotería» en el Segundo Certamen Literario en Español – Seattle Escribe 2018.



Me gusta observar el mar desde mis sueños,
me gusta.
.
Ese aletear de gaviotas,
pequeños fantasmas ingrávidos, plenos.
Y enterrar mis pies calientes en la arena fresca,
dejarlos que busquen lo que no hallan en sus pasos,
en su andar inseguro de concreto,
de piedra.
.
Me gusta observar los mangles robustos de vida,
de hojas gruesas y apasionadas
de ramas torcidas, bruscas y directas.
Caminar, caminar sobre la orilla de una playa
que la pienso solo mía,
hasta donde me alcance la vista,
 la comparto al sol y él la viste dorada.
.
Aquí no hay hombres… solo playa.
.
El mirador sobre la duna me saluda
y las gordas iguanas,
la ventisca de sal los labios me salan
y me despeina, me acaricia
arremolina los miedos, se los lleva,
y el mirador me observa
desde la duna alta, muy alta.
.
Aquí no hay hombres… solo playa.
.
Me invento un faro en una isla
pequeña de rocas y mangles
y una virgen azul incrustada en la base
y yo la llamo mi madre.
.
Me invento un barco al horizonte
lejos, muy lejos y alejándose
con un asta y banderas blancas
y yo lo nombro mi padre.
.
 Una alta palma observándolo todo,
verde y frondosa, silueta curvada
la admiro
y pienso, pienso,
aquí no hay hombres, solo el mar,
solo dunas y la brisa
y mis pies se vuelven raíces,
mis recuerdos risas
y mis manos
sueltas y ruidosas como gaviotas escapan;
 no quiero regresar, no quiero,
quiero mi playa.
.
Aquí no hay hombres, pienso
y pienso,
sentado sobre la arena y mi cama,
me apunto a la cabeza
y pienso,
jalo el gatillo
y pienso… yo soy la palma.
.

 

El dulce retorno

 

Si vuelves…

come este dulce pan que te ofrezco

y bebe del agua agradecida,

bebe del dulce néctar de la vida

que el mezcal sella en tu boca.

Si vuelves

besa la imagen tuya en mi altar

de vida,

bésala con melancolía,

con nostalgia primorosa,

deja tu huella

en mi camino de flores,

de pétalos de mil atardeceres,

déjame tu aliento en el mole,

el aguardiente de tus pasiones,

déjame ver tu recuerdo,

y tu figura en el incienso,

que la extraño tanto y tanto extraño

tu olor,

mi amor de amores.

 

Si vuelves

sóplame al oído tu regreso

dame de ti un dulce recuerdo,

el beso

que ahogue este llanto

vida mía.

 

 

 

Seattle in Flames

 

Voracious

the city feeds,

it grows with its concrete arms

squashing

primordial virtue,

creating ecosystems of opulence,

of fantasy, of misery,

of utopia versus reality.

The city

keeps growing

incessant,

cold, humid, impatient

with its steel, long-necked beasts

devouring forests, lakes

history, martyrs

stories and memories,

washing away faults

and fortunes,

creating magnificent infrastructure

in pursuit

of modernity.

Brilliant;

The city flickers and shines

luminous

it knows it is powerful

it dresses in light every night

seducing the court

of a nebulous imperial palace.

And it lies

Intoxicated

in its cradle of mountains,

bundled

in an almost eerie verdure,

its towers

rise up defiantly,

sharply,

it expands into boulevards,

bridges and streets,

restaurants,

offices,

museums, houses, and businesses,

plazas like temples,

mansions

more mansions

and more businesses

dealing in moments that satisfy lives,

in truths that taste of lies

and general prostitution.

Then;

The port opens

daunting

with its giant, threatening iron crows

waiting to disembark,

fat floating fish

from Asia, Oceania

Latin America, and Canada

they arrive, they make offerings

and they leave.

To the south,

the airport

flowing with history, desires

with its thousands of currencies and passports

nourishing the city.

Forward!

The monorail moves forward rapidly

from Seatac to the exorbitant university,

the cars, the taxis, trucks

rush headlong in a stampede down the grand highway

from north to south and from south to north

like a spinal cord.

Don’t you hear it?

They scream

the inhabitants scream

frenetic,

some living and others dead

the innocent

and the indecent of unspeakable notoriety,

listen to them scream

in the glaring stadiums,

concerts,

nightclubs,

parks

and streets, hospitals,

in pain, with jubilation, out of hunger,

for justice

or on the corners

dressed in fictitious poverty,

starving for pity,

for heroin

victims of a system that is never discussed,

dozing off in a toxic breeze

called reality.

They also scream

Oh sacred and exemplary democracy!

in their marches

marked by ambiguous propaganda

by indifference, by short-lived truths

or truths that burn,

the anarchists,

feminists,

homosexuals,

those from the reclaiming and bleeding right,

the first-world left,

the hipster bourgeoisie,

the nonconformists,

refugees, activists,

absolutists, hypocrites,

the politically incorrect,

the whites, the blacks

and the whites against blacks,

those against everyone,

those who passed by here,

and… ah! the immigrants,

Asians, Africans, Latin Americans

trying to live a dream that does not exist

in the land of miserly freedom.

But they keep screaming

Obstinate!

in the gardens of Mercer Island,

Medina, and Madison Park,

in kitchens,

taxis,

construction sites

with their deformed lexicon

cultivating nine-digit dreams

that taste like social security.

It purrs,

the city purrs

like a drunken cat,

dizzy with prosperity,

in its alleys and under its bridges

with its indigents,

on Aurora Avenue like a seductive street-walker

or on the Hill with its bars and cantinas

or on any corner

of Pioneer Square.

And it laughs;

The city laughs shamelessly

don’t you see it?

because she knows she is worshipped

by the religious,

artists,

liberals and nationalists,

by those worth nothing and those worth everything

the city feeds

hungry

for the wise and the ignorant

it seduces the audacious,

dividing them

into ethnicities, genders, languages

into races, like dogs!

many prisoners

of their fears and misfortunes

of a blind, limbless, and mute government

and cities that look like prisms

incapable of bearing the weight of such diversity.

But;

The city sings, the city cries,

the city lives, creates, destroys

and transforms itself,

it vibrates!

in each moment,

with each immigrant

with every laugh, at every station,

with each death and with each birth,

with every march and every scream of truth,

with every investor,

with every orgasm,

with every praise,

with every tree,

with every wave of the sea.

Long live the city!

 

Translated by Marie Garcia

0ee55ee7821f8cf6f09b80234e7f3deb

La pequeña Marie

  ¿A que juegas, Marie? —Pregunta la vieja gata callejera— ¿A qué juegan tus dedos de marfil golpeteando la acera? ¿A qué deseo oculto le brillan distraídas las lagunas de tus ojos y le otorgan los suspiros de mujer escapando de tu boca que brotan como rosales en tu campiña francesa imaginaria?  ¿A dónde se […]

Por fin

 

Subo.

Voy saliendo a pulmón

de las profundidades del mar negro.

Me desprendo tentáculos y algas.

Poco de luz se filtra,

voy saliendo.

Primero la cabeza

las dos manos abiertas,

los brazos

medio cuerpo,

respiro a bocanadas

semiahogada,

macerada la piel

y el alma macerada.

Penosamente salgo, por fin.

 

 Ya no te amo.

 

Escrito por la poeta argentina; Inés Barrio

 

···•••••···•••••···•••••···•••••···•••••···•••••···•••••···•••••···•••••···

 

At Last

 

I rise.

I come up fighting

from the depths of the black sea.

I peel off tentacles and algae.

A little light filters through,

I am coming up.

First my head

both of my hands, open,

my arms

my torso,

I gulp mouthfuls of air

half drowned,

my skin waterlogged

and my soul waterlogged.

With great effort I come out, at last.

 

I do not love you anymore.

 

-Inés Barrio, translated by Marie Garcia. 

cropped-ft_2014_01_156_10-copy.jpg
Fotografia – Lola Alvarez – Bravo